Soy alguien perdido, me fijo en todo como si fuera un don; Aunque el esperar que gente extraña camine por los pasillos, que mi amigo se vea deprimido o cuan pesado se hablan dos compañeras lo convierte mas en una espantosa maldición. Por eso mis ojos son una vuelca penetrante en cada ángulo de la escuela, o de un salón de clases. Siempre comiendo detalles insignificantes.
Pero cuando te hablo, cuando me digno a sentarme a tu lado y rompo mi boca para decirte cualquier cosa, mis receptores de la realidad se concentran el tiempo suficiente para congelar cada partícula que esté en ti. Pero no analizo lo que pasa.
Me haces estar quieto, _______. En mente y cuerpo no muevo nada. Eres una pausa
a mi debraye mental infinito.
Y cuando no estás presente, tu imagen funciona de umbral;
Ante ejercicios de medios cuadrados, guiones de radio y notas periodísticas
tu no presencia me funciona como calmante.
Por ahora te veo así, sé como funcionan estos casos.
Por eso rezo por mí cuando en vez de calmarme, en futuras conversaciones
me hagas convulsionar el corazón y me robes el aliento.
PS: ¿Que qué diablos fue eso de arriba? ¿Recuerdan que creía que estaba enamorado? Bueno, las cosas se pusieron peor. Así se llamarán todas las entradas cursis y enfermas sobre aquella chica; y si no pasa nada, si las cosas no funcionan, quitaré los lugares en blanco y se ganará su lugar aquí, luego vendrán mas entradas iguales, pero dedicadas a otro espacio en blanco; Y así hasta que me deje de tonterías y me anime a hablar sinceramente con aquella que me guste. Te entiendo si no vuelves a este blog después de esto. Pero es tanto el amor, que de alguna forma debía canalizarlo.
-Hector Miguel Aguilar Yañez
8 de Octubre 2017.
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