Estas palabras las escribo
con odio, ira y frustración.
Son lo máximo del desesperar
humano. Una impotencia colma mi ser como la aguja que atraviesa una tela de
manera furiosa. No sé de qué otra forma lidiar con todo si no es golpeando,
gritando y rompiendo las cosas mientras lloro. No puedo sentir náusea y
desprecio sobre quien soy porque son emociones que en un principio básico de la
ira se manejan de manera radical. Uno se auto engaña. Se embrutece. Se minimiza
hasta la minúscula expresión, lo cual es mucho más insignificante que el
cadáver de un parásito sobre tierra fangosa y podrida y uno desea con todas sus
fuerzas sentir el dolor de huesos y carne golpear con algo hasta reducirlo al
mismo nivel de insignificancia que el ser tiene, si así equivale romperlo,
molerlo, batirlo , partirlo, desmembrarlo, morderlo, escupirle y gritarle, será
poco comparado al sentir que se maneja en estos momentos. Citando de ejemplo
mis dedos formando palabras mientras golpean embrutecidamente este teclado,
sin importar el detalle de que en cualquier momento se puedan quebrar y den fin
a un objeto que jamás pensó caer ante la ira de un hombre.
Claro que ahora que uno es mayor, con una conciencia generada, no va directamente a los golpes y a las patadas. Ahora se dialoga con mayor fuerza, en todo momento generando la idea en cada parte del cuerpo de que se tiene la completa razón de la situación enervante. Y siempre soy yo, y estoy en lo correcto. Todo se calienta como si estuviéramos en un horno y nosotros fuéramos papas cocidas dentro del mismo, un punto continuo que hace que arda la situación, pero dejamos que el otro hable, no somos bestias como para saturar diálogos improvisados y emergentes, aunque a la primera estupidez, al primer movimiento en bruto que haga el otro, equivaldría a que alguien le ponga máxima potencia al puto horno, y ahí sí, no comparto tu opinión pero daré mi vida por tu derecho a partirte la cara a golpes y sacarte cada uno de los malditos dientes, del mismo impacto contra el suelo sentir como partes tu lengua a la mitad y arrancártela con tal fuerza que tu grito se confundiría con un silencio sepulcral, eso si todo sale bien, si el otro tiene las malditas agallas para levantar el puño la cosa se pondría muy de salvajes, solo sé que habría mucha sangre por todos lados y que mi persona estaría más que feliz porque así es como se quita todo, así calmas con la ira y con la frustración y con las malditas ganas de golpear a quien te grita, peleando, dejando moretones por todos lados y que la sangre siga un curso desconocido afuera del cuerpo humano, porque en sí es el único pesar que se tiene. El gritar tiene lo suyo. Si eres hábil sabrás manejar palabrotas y bonitos adjetivos mientras elevas el tono de tu voz sin pensar lo que haces, pero muchos solo piensan respuestas buenas hasta que el otro se ha ido, así ha sido siempre conmigo.
Claro que ahora que uno es mayor, con una conciencia generada, no va directamente a los golpes y a las patadas. Ahora se dialoga con mayor fuerza, en todo momento generando la idea en cada parte del cuerpo de que se tiene la completa razón de la situación enervante. Y siempre soy yo, y estoy en lo correcto. Todo se calienta como si estuviéramos en un horno y nosotros fuéramos papas cocidas dentro del mismo, un punto continuo que hace que arda la situación, pero dejamos que el otro hable, no somos bestias como para saturar diálogos improvisados y emergentes, aunque a la primera estupidez, al primer movimiento en bruto que haga el otro, equivaldría a que alguien le ponga máxima potencia al puto horno, y ahí sí, no comparto tu opinión pero daré mi vida por tu derecho a partirte la cara a golpes y sacarte cada uno de los malditos dientes, del mismo impacto contra el suelo sentir como partes tu lengua a la mitad y arrancártela con tal fuerza que tu grito se confundiría con un silencio sepulcral, eso si todo sale bien, si el otro tiene las malditas agallas para levantar el puño la cosa se pondría muy de salvajes, solo sé que habría mucha sangre por todos lados y que mi persona estaría más que feliz porque así es como se quita todo, así calmas con la ira y con la frustración y con las malditas ganas de golpear a quien te grita, peleando, dejando moretones por todos lados y que la sangre siga un curso desconocido afuera del cuerpo humano, porque en sí es el único pesar que se tiene. El gritar tiene lo suyo. Si eres hábil sabrás manejar palabrotas y bonitos adjetivos mientras elevas el tono de tu voz sin pensar lo que haces, pero muchos solo piensan respuestas buenas hasta que el otro se ha ido, así ha sido siempre conmigo.
¿Qué necesidad tengo de
esto? Las peores decisiones se han tomado en estados así, la concordancia, el
buen pensar y todo rastro de honestidad se ha perdido mientras hombres y
mujeres intentan arrancarse la médula
sin siquiera imaginar cómo quedaría el mundo si todos los días los
viéramos así, somos enemigos, ya basta de hablar, no quiero que te vaya bien y
mucho menos mejor que a mí, lo hago porque seas infeliz, por favor no me hagas
pasar por esto otra vez, has algo con tu vida que no sea el gritar al mundo que
estas bien , y falacias así. Con cada impulso que pasa mi cuerpo tiembla, me
enerva siquiera recordar la situación, luego recuerdo otras situaciones así y
un dolor se acumula desde mis neuronas hasta la punta de la espina dorsal, todo
se va acumulando de esa forma, ahí es
aceptable que grites, que saques todo esa rabieta de una forma sensible, luego
está bien que tomes un bate o un palo y comiences a golpear una almohada, los
doctores lo recomiendan, eso está bastante bien para bajar la calentura de la
ira, los doctores lo saben, después llora,
y sigue gritando, así , poco a poco, acepta que fuiste una bestia
estúpida y que de inmediato razonarás porque la cosa no se ponga peor, y luego
sigue llorando, como una patada que revienta testículos, así imagina todo el
dolor que hay dentro de ti y que de alguna forma saldrá con estos sanos
procedimientos postraumáticos.
O bien, si pelear, llorar,
gritar y lamentarte no ha sido suficiente, puedes levantarte, darte dos buenas
bofetadas en cada lado de la cara y ponerte a hacer lo que debes hacer, el
trabajo que tengas que hacer será el
mejor alivio que puedas tener en vez de lamentarte y recordarle al puto mundo
que está lleno de victimas insufribles que dejan el pensar antes del practicar, ya luego vendrá eso, el lloriquear y gritar
rabietas, al final te sentirás mejor de
que no fuiste tan bruto como pensabas.
-Enigma HM